jueves, 5 de noviembre de 2009

El doctor


Llegó antes de tiempo a la consulta del doctor, la enfermera con una sonrisa le abrió la puerta y la guió como siempre a la sala de espera. Laura se acomodo en uno de los sillones. Ojeó la habitación que perfectamente conocía, era acogedora, unos cuadros de paisajes que inspiraban serenidad colgaban de sus paredes, aunque Laura se preguntaba si lo que realmente le inspiraba serenidad eran aquellos cuadros o el hecho de estar en aquella consulta.

Como cada jueves desde hacia ya cuatro años, asistía a la consulta del doctor Hernandez, llego a él por casualidad...un día, paseando, paso por su portal, vio el rotulo "Carlos Hernandez psiquiatra" y sin dudarlo dos veces se coló en su consulta, evidentemente no la atendió de inmediato, pero consiguió una cita para el día siguiente.

Cuando lo tuvo delante se sorprendió, era mas joven de lo que había imaginado, su cabello abundante y rizado le daban un aspecto todavía mas aniñado. Laura sin saber muy bien que hacia allí, se revolvia nerviosa en el sillón, el doctor con un tono de voz pausado le dijo.

- cuentame...
La tuteó y eso le relajó, le hacia sentirlo mas cercano
- es que no se por donde empezar
- empieza por el principio.
Y poco a poco le fue contando...

Laura era una mujer sencilla, con la mente abierta y con mucha personalidad, casada y con un hijo, su vida no era demasiado excitante pero tampoco aburrida. Su familia, su trabajo y sus amigas ocupaban la mayor parte de su tiempo, todo era normal, fácil, hasta que conoció a Samuel.
Samuel llego a su vida sin buscarlo, fue contratado en el departamento de Laura para sustituir vacaciones y después del verano se quedo con un contrato indefinido. Pronto conecto con él y se hicieron grandes amigos, con el tiempo la relación cambio y terminaron enamorándose.
Al principio Laura no tenia tiempo para pensar, se organizaba como podía para compaginar su vida de siempre con su actual relación, se lo montaban como podían para verse, para estar juntos, deseaba detener el mundo cuando estaba junto a él, era tal la pasión que no podía controlarla. No era fácil, Samuel también estaba casado y cuando no era él quien tenia que fichar en casa, era ella, por lo que la dificultad, mezclado con el deseo, aumentaban si cabe más aquella pasión.

Paso el tiempo y llego el momento de las preguntas.
Hacia donde vamos?
Que queremos?
Y las respuestas tomaron diferente camino.
Laura lo hubiese dejado todo
Samuel no podía, sus circunstancias se lo impedían.
Pero ya era tarde, la relación estaba en tal punto que era tan imposible prescindir de ella como era el retroceder.
Y entonces llegaron sus dudas, sus miedos, sus inseguridades y lo peor para ella, su sentimiento de culpabilidad. Se sentía culpable por estar engañando a su marido, culpable por haber comenzado aquella historia, culpable por llevar una doble vida, culpable por estar enamorada del marido de otra mujer, culpable porque le habían educado para no hacer lo que precisamente estaba haciendo...
Y este sentimiento de culpabilidad era el que realmente la estaba consumiendo y el que la empujo para acudir a la consulta del doctor Hernandez.

Con el doctor se sentía diferente, él no la juzgaba, no la miraba con ojos inquisitivos ni le aconsejaba como hacían sus amigas con la mejor voluntad del mundo, él solo la escuchaba, le enseñaba a desdramatizar el tema, a ser objetiva, a pensar por ella y no por los demás. Le resultaba extraño el ver lo fácil que puede resultar ser, el contarle tus intimadades a una persona que no conoces, pero con la que tienes la seguridad de que no va a juzgar tu actitud, que no se va a escandalizar por fuerte que resulte para los demás y lo mas importante...que no va a hablar de lo tuyo con nadie.

La puerta se abrió y el doctor la recibió como cada jueves, se acomodo donde siempre y comenzó a relatar como había pasado la semana, como se sentía, que pensaba...
Laura ya no se siente culpable, puede ver con claridad que es lo que desea, Laura ya no sobrevive, Laura ya no duda entre lo que hace y en lo debería de hacer, ahora Laura se siente más tranquila...

3 comentarios:

  1. que bonito relato ... ese sentimiento de culpabilidad en ese tipo de relaciones ... ¡ es tan normal ...! . Lo peor ... es ... que en el corazón , no manda ni la razón ni la educacion y mucho menos lo racional ... enhorabuena por el relato y manteos informados de como continua la historia....

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  2. La culpabilidad es algo que puede devorar por dentro a las personas.

    Me gusta mucho tu relato, es de los que enganchan.

    Un beso.

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  3. Es fácil juzgar, y es fácil hablar del otro, ya sabes..., la paja en el ojo ajeno.
    Un saludo

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