domingo, 27 de febrero de 2011
Cuidala, es la mejor herencia.
"Primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales"
Victor Hugo.
martes, 22 de febrero de 2011
Don
- Don Antonio... Don Antonio por favor una pregunta.
Los periodistas corrían tras él, intentando que hiciese alguna declaración.
Era el hombre con bigote, que durante unas horas mantuvo en jaque a todo un país.
Caminaba altivo, no dijo nada.
Salia de la cárcel.
Pensé en mi abuelo y en sus refranes.
"Como el don no cuesta dinero, a mi burro le llamo don burro"
domingo, 20 de febrero de 2011
Mirar sin ver
Era una tarde cualquiera...
De esas tardes donde los ánimos están bajo mínimos, final de mes, donde la pregunta mas frecuente entre los compañeros es:
- ¿Que día cobramos?.
Arturo saco el tema.
- Cada día es mas difícil llegar a final de mes - comentó.
- Yo no me lo explico, ¡¡no puedo ahorrar nada!!, antes si que se ahorraba, mis padres han guardado toda su vida, podían hacerlo, a mi me es imposible...
Lo mire perpleja, pero todavía me confundí mas, al oír al resto de compañeros que le daban la razón. Si hay algo que me toca las narices, son aquellos que piensan que todo tiempo pasado fué mejor.
- No compares Arturo- le dije
- ¿Por qué?
- Porque no es comparable y lo sabes. Dime que vida llevaron tus padres. ¿Salían a comer o a cenar de vez en cuando? ¿tenia tu padre, un flamante coche como tú? ¿Cuantas veces viajaron? No existía Internet, ni telefonía móvil, ni extraescolares para los niños. ¿Cuanto se gastaban en ropas? ¿O en comer?. ¿Cuantas veces se dieron un capricho?
- ¡¡¡Joder, si lo pintas así!!!
- No pinto nada...solo lo describo.
- Yo solo sé, que antes se ahorraba.
Siguió con sus trece, podríamos haber estado horas hablando de lo mismo, pero pasé, como suelo pasar, cuando me doy cuenta de que solo se ve, lo que se quiere ver...
El resto de la tarde la pasé recordando mi infancia.
Mis padres compartiendo vivienda con mis abuelos, trabajando sin descanso en dos sitios a la vez, pensé en nuestros juegos en la calle con una tiza, una goma, una cuerda o unas chapas, recordé la mercromina en las rodillas por jugar al churro va.
Reviví los dos rombos de las películas y mi abuela mandándome a dormir.
A mi madre, que su única motivacion era tener la casa como los chorros del oro, en su educación rancia y opresora, le habían enseñado que esa era, la labor de una buena esposa.
A mi padre, que afortunadamente, aunque el Soberano fuera cosa de hombres, no bebía.
Eche en falta aquella bicicleta que nunca tuve y me acorde cuando fui con una amiga a casa de su madrina, una farmaceutica adinerada, a ver por primera vez una televisión a color.
Los domingos de verano con mis primos, cargados con la comida y con los bártulos playeros, cogiendo el tranvía camino de la Malvarrosa. O aquellas tardes de domingo en cualquier cine de reestreno, donde daban dos películas y comíamos pipas.
Sentí de nuevo, aquella añoranza por no tener pueblo, como el resto de mis amigas, que desaparecían en verano...
Lo que si aprecié con todos aquellos recuerdos, es que vivo el momento, valoro lo que tengo sin echar en falta lo que nunca tendré, que me quedo con lo positivo de cada etapa de mi vida y que cuando echo la vista atrás, la única nostalgia que siento, es por las personas que ya no están, nunca por las situaciones.
De esas tardes donde los ánimos están bajo mínimos, final de mes, donde la pregunta mas frecuente entre los compañeros es:
- ¿Que día cobramos?.
Arturo saco el tema.
- Cada día es mas difícil llegar a final de mes - comentó.
- Yo no me lo explico, ¡¡no puedo ahorrar nada!!, antes si que se ahorraba, mis padres han guardado toda su vida, podían hacerlo, a mi me es imposible...
Lo mire perpleja, pero todavía me confundí mas, al oír al resto de compañeros que le daban la razón. Si hay algo que me toca las narices, son aquellos que piensan que todo tiempo pasado fué mejor.
- No compares Arturo- le dije
- ¿Por qué?
- Porque no es comparable y lo sabes. Dime que vida llevaron tus padres. ¿Salían a comer o a cenar de vez en cuando? ¿tenia tu padre, un flamante coche como tú? ¿Cuantas veces viajaron? No existía Internet, ni telefonía móvil, ni extraescolares para los niños. ¿Cuanto se gastaban en ropas? ¿O en comer?. ¿Cuantas veces se dieron un capricho?
- ¡¡¡Joder, si lo pintas así!!!
- No pinto nada...solo lo describo.
- Yo solo sé, que antes se ahorraba.
Siguió con sus trece, podríamos haber estado horas hablando de lo mismo, pero pasé, como suelo pasar, cuando me doy cuenta de que solo se ve, lo que se quiere ver...
El resto de la tarde la pasé recordando mi infancia.
Mis padres compartiendo vivienda con mis abuelos, trabajando sin descanso en dos sitios a la vez, pensé en nuestros juegos en la calle con una tiza, una goma, una cuerda o unas chapas, recordé la mercromina en las rodillas por jugar al churro va.
Reviví los dos rombos de las películas y mi abuela mandándome a dormir.
A mi madre, que su única motivacion era tener la casa como los chorros del oro, en su educación rancia y opresora, le habían enseñado que esa era, la labor de una buena esposa.
A mi padre, que afortunadamente, aunque el Soberano fuera cosa de hombres, no bebía.
Eche en falta aquella bicicleta que nunca tuve y me acorde cuando fui con una amiga a casa de su madrina, una farmaceutica adinerada, a ver por primera vez una televisión a color.
Los domingos de verano con mis primos, cargados con la comida y con los bártulos playeros, cogiendo el tranvía camino de la Malvarrosa. O aquellas tardes de domingo en cualquier cine de reestreno, donde daban dos películas y comíamos pipas.
Sentí de nuevo, aquella añoranza por no tener pueblo, como el resto de mis amigas, que desaparecían en verano...
Lo que si aprecié con todos aquellos recuerdos, es que vivo el momento, valoro lo que tengo sin echar en falta lo que nunca tendré, que me quedo con lo positivo de cada etapa de mi vida y que cuando echo la vista atrás, la única nostalgia que siento, es por las personas que ya no están, nunca por las situaciones.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Cuatro letras
Vestía siempre de negro, la llamaban loca, cuentan que la oían hablar con él como si estuviera a su lado, que lloraba desconsoladamente...
Ahora solo tenia sus recuerdos...
Recodaba cuando le dieron la desgraciada noticia aquel maldito 25 de septiembre, ni una sola lágrima resbalo por su mejilla, pero su desconsuelo no tuvo limites.
Era demasiado joven para morir, se especulo que pudo ser envenenado, nunca se pudo probar.
Durante casi dos meses, ni un solo día dejo de acudir a la cripta de Miraflores, las monjas le abrían el cajón y ella acariciaba a su marido.
Recordó cuando partió el cortejo fúnebre camino de Granada, por aquel entonces aumentaron los rumores sobre su locura, le daba igual, no iba a permitir que ninguna mujer tuviera contacto con el cortejo.
Por aquellos días nació su ultima hija.
Pensó en sus hijos, en todos ellos, ¿como estarán? Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina, ¿serian felices?. Ella no lo fué, marcada por el dolor, el sufrimiento, el engaño y la desconfianza, maltratada continuamente por un marido al que adoraba, vivió profundamente enamorada sin ser correspondida... humillada.
Ella que pudo tenerlo todo...
Ella que era inteligente, que hablaba cinco idiomas, con un don especial para la música y la poesía, ¿en quien se había convertido?
Sus padres le obligaron a casarse, si por ella hubiese sido, se hubiese hecho monja cuando se le manifestó aquella vena mística, pero no la dejaron, aquella sed de poder de sus padres la llevaron hasta Flandes para conocer a su prometido, tan solo era solo una niña...
Cuando le vió, toda vena mística desapareció... solo una mirada fué suficiente para desencadenar en ellos, una pasión incontrolable.
Se casaron y a medida que pasaba el tiempo ella se sentía cada vez mas enamorada, su amor crecía de la misma forma que crecía su desconfianza, su marido frívolo y superficial, encantado de vivir rodeado de lujo, saboreando todos los placeres conocidos, se dedicaba hacer lo que mejor sabia: cortejar a toda mujer guapa que se le cruzase en el camino.
Cuando murió Isabel, su madre, comenzaron realmente sus problemas, se dejo llevar... podía haber tenido el control, era ella quien se convirtió en la reina de Castilla y León, pero por un lado su padre Fernando y por otro su marido Felipe enfrentados por una lucha de poder, intentado demostrar que la capacidad mental de Juana no era apta para gobernar...
Con la muerte repentina de su amado, su padre Fernando lo tuvo fácil, aprovechó que tenia el control de Castilla y mandó que la encerrasen.
Y ahora estaba allí, vestida de negro, vieja, cansada, venerandole...
Habían pasado los años, cuarenta y tantos, se le había escapado la vida, solo esperaba morir. Su cuerpo repleto de llagas por negarse a lavarse y cambiarse de ropa no aguantaria mucho tiempo mas...
- que mas da - pensó
No le importaba a nadie, ni siquiera a su hijo Carlos, quien reinaba ahora tras la muerte de Fernando.
Ella que pudo tenerlo todo...
Sabia que pasaría a la historia.
Lo que nunca imaginó, es que todos la recordarían como Juana la loca.
Ahora solo tenia sus recuerdos...
Recodaba cuando le dieron la desgraciada noticia aquel maldito 25 de septiembre, ni una sola lágrima resbalo por su mejilla, pero su desconsuelo no tuvo limites.
Era demasiado joven para morir, se especulo que pudo ser envenenado, nunca se pudo probar.
Durante casi dos meses, ni un solo día dejo de acudir a la cripta de Miraflores, las monjas le abrían el cajón y ella acariciaba a su marido.
Recordó cuando partió el cortejo fúnebre camino de Granada, por aquel entonces aumentaron los rumores sobre su locura, le daba igual, no iba a permitir que ninguna mujer tuviera contacto con el cortejo.
Por aquellos días nació su ultima hija.
Pensó en sus hijos, en todos ellos, ¿como estarán? Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina, ¿serian felices?. Ella no lo fué, marcada por el dolor, el sufrimiento, el engaño y la desconfianza, maltratada continuamente por un marido al que adoraba, vivió profundamente enamorada sin ser correspondida... humillada.
Ella que pudo tenerlo todo...
Ella que era inteligente, que hablaba cinco idiomas, con un don especial para la música y la poesía, ¿en quien se había convertido?
Sus padres le obligaron a casarse, si por ella hubiese sido, se hubiese hecho monja cuando se le manifestó aquella vena mística, pero no la dejaron, aquella sed de poder de sus padres la llevaron hasta Flandes para conocer a su prometido, tan solo era solo una niña...
Cuando le vió, toda vena mística desapareció... solo una mirada fué suficiente para desencadenar en ellos, una pasión incontrolable.
Se casaron y a medida que pasaba el tiempo ella se sentía cada vez mas enamorada, su amor crecía de la misma forma que crecía su desconfianza, su marido frívolo y superficial, encantado de vivir rodeado de lujo, saboreando todos los placeres conocidos, se dedicaba hacer lo que mejor sabia: cortejar a toda mujer guapa que se le cruzase en el camino.
Cuando murió Isabel, su madre, comenzaron realmente sus problemas, se dejo llevar... podía haber tenido el control, era ella quien se convirtió en la reina de Castilla y León, pero por un lado su padre Fernando y por otro su marido Felipe enfrentados por una lucha de poder, intentado demostrar que la capacidad mental de Juana no era apta para gobernar...
Con la muerte repentina de su amado, su padre Fernando lo tuvo fácil, aprovechó que tenia el control de Castilla y mandó que la encerrasen.
Y ahora estaba allí, vestida de negro, vieja, cansada, venerandole...
Habían pasado los años, cuarenta y tantos, se le había escapado la vida, solo esperaba morir. Su cuerpo repleto de llagas por negarse a lavarse y cambiarse de ropa no aguantaria mucho tiempo mas...
- que mas da - pensó
No le importaba a nadie, ni siquiera a su hijo Carlos, quien reinaba ahora tras la muerte de Fernando.
Ella que pudo tenerlo todo...
Sabia que pasaría a la historia.
Lo que nunca imaginó, es que todos la recordarían como Juana la loca.
martes, 8 de febrero de 2011
Al caer la noche
Sus voces resonaron en el silencio de la noche...
Miré el reloj, la luz roja de los números marcaban la 1 de la madrugada.
Puse atención, se podía oír con claridad...discutían
- ¡¡¡No me toques los cojones Amparo!!!
- Vete a la mierda gilipollas
- Me tienes harto
- Pues anda que tu...
- No te aguantooooo.
Intente dormir, no podía, cada vez gritaban mas fuerte.
Una vuelta...otra...otra...tapé mi cabeza con la almohada para amortiguar el sonido.
Me dio miedo, un miedo que invadió mi espacio...
Cuando al fin conseguí dormir, soñé que un asesino me perseguía para matarme... brutal pesadilla.
Dos días mas tarde, mientras me preparaba en la cocina el desayuno, mas gritos
- Que te callessssss
- A mi no me mandes callar imbécil!!!!
Mire el reloj, las 5.10 de la mañana.
El domingo por la noche estábamos mi hijo y yo preparándonos la cena, escuchamos...
-¿Que murmuras? siempre estas ladrando.
- ¡¡¡Ladrara tu madre!!!
- Quitas las ganas de vivir...
- Tu si que quitas las ganas de vivir.
- No te soporto!!!
Mi hijo me miró y me pregunto:
- ¿Por qué están juntos? ¿Por qué no se separan? Ni siquiera se respetan ¿Que sentido tiene?
No supe que contestar...
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