lunes, 18 de abril de 2016

Comienza la temporada

Sábado 16 de abril y con una temperatura de 28 grados
¡¡No esta nada mal!!
Ahora, no es necesario llegar temprano para coger primera linea, tengo todo el espacio del mundo.
Aparco, cruzo la duna, ahí esta: sereno, azul, inmenso.
Me deleito un momento observándole, luego busco donde acomodarme, hay poca gente... una mujer cerca, una chica un poco mas lejos y un par de pescadores en la orilla.
Extiendo mi toalla, me quito la ropa, me recojo el pelo y me protejo la piel.
Le vuelvo a mirar... como siempre pienso en lo afortunada que soy, a tan solo 15 minutos de mi casa encontrarme con este paraíso es una suerte.
Estoy tranquila, relajada...feliz.

Ordeno mis pensamientos y actualizo mi lista de prioridades, es curioso como pueden cambiar, lo que antes era urgente ahora ya no es ni necesario.
Cuando termino con las actualizaciones, saco mi libro, me tumbo boca abajo, hago sombra con mi cuerpo y comienzo a leer.
La combinación es perfecta, solo rompe el silencio el sonido del mar.
Ahí tumbada devorando las paginas pierdo la noción del tiempo hasta que mis lumbares empiezan a protestar, no me queda otro remedio que darme la vuelta.

El sol calienta. Hago visera con mi brazo para proteger mis ojos y contemplo el cielo. Uno, dos, tres, cuatro, hasta cinco aviones cruzan en distintas direcciones, es fácil verlos, esa estela blanca les delata, brillan, parecen plateados, como la canción del "Ultimo de la fila ".
¿Donde irán?
¿Que pasajeros ocuparan sus asientos?
¿Viajaran por placer, por trabajo?
¿Habrá alguno que en aquel momento estará huyendo de su vida?
Imagino historias que pasan por mi cabeza a una velocidad de vértigo y que quizá algún día escriba.

Miro el reloj de mi móvil, las 13,30 hora de irse.
Me visto, recojo mis bártulos, camino hacia la duna, casi instintivamente me vuelvo para echarle una ultima mirada, sonrió mientras pienso en todas esas personas que no quieren salir por miedo de su zona de confort y me viene una cita que me gusta:

"Para aprender a nadar en el mar, es necesario salir de la pecera"





domingo, 17 de abril de 2016

La vida no es un parrafo.

-Ven siéntate...tenemos que hablar.
- Si me siento ¡¡me duermo!! - contesto ella sin percatarse que su marido habia pronunciado las palabras que dan tanto miedo.
- Ven por favor.
Con desgana Lola acudió al comedor
- ¿Que pasa?
- Tengo un problema
Ella se asustó, Alfredo estaba serio, con gesto de circunstancia y dado de ambos pasaban ya de los cincuenta, a Lola solo se le ocurrió que el problema fuese de salud.
- ¿Que tienes?
- No...no te tengo nada. Mi problema es que creo que me he enamorado.

Se lo soltó así sin más.
Hablaron de como se sentía él, estaba confundido, aturdido, inseguro, con ese sentimiento de culpabilidad que acompaña siempre en estos casos, mientras se lo contaba no dejaba de llorar.
Lola no podía dar crédito. ¿En serio que le estaba pasando esto a ella?

Su mente se disperso...pensó en ella y en los últimos quince años.
Recordó cuando conoció a Javier al entrar a trabajar en su departamento. Recordó su historia de amor,  su ilusión, su pasión...
Recapitulo todos estos años donde no fue de capaz de tomar una decisión.
Desempolvo todos los momentos vividos, todos sus miedos y se dio cuenta por primera vez de que, no es que las cosas sean difíciles, las hacemos difíciles porque no nos atrevemos.
Y ahora...ahora que hacia unos meses que Javier se cansó de esperar, su marido le salia con estas.
La vida es un tango- pensó

Volver 
con la frente marchita 
las nieves del tiempo 
platearon mi sien. 

Sentir 
que es un soplo la vida 
que veinte años no es nada 
que febril la mirada 
errante en las sombras 
te busca y te nombra. 

Vivir 
con el alma aferrada 
a un dulce recuerdo 
que lloro otra vez.

Inmediatamente divisó una luz destelleante al final de un túnel, recapacitó...
- Puedo llegar a tiempo.